El Valencia pasará las dos próximas semanas en puestos de descenso tras el empate del equipo ante el Leganés en la jornada del viernes. De hecho, se mantiene antepenúltimo por las derrotas de Las Palmas y Valladolid en la jornada del sábado. El equipo de Rubén Baraja logró sumar un punto tras mantener la portería a cero, en un ejercicio defensivo correcto, y sin apenas generar peligro, con un solo disparo a puerta. El Leganés no ejecutó ninguno, pero sí estrelló un balón en el palo.
Casi hubo más que contar en el postpartido de Butarque. En primer lugar, los jugadores aguantaron la bronca de los de medio millar de aficionados valencianistas que se habían desplazado hasta Butarque. Allí se mezclaron cánticos contra los jugadores con otras consignas contra el máximo accionista, Peter Lim. Pero la tormenta de verdad se desató después, mientras los futbolistas se dirigían al autocar que debía traerles de regreso a Valencia.
Tras ser increpados, Pepelu -capitán en Leganés– y Sergi Canós trataron de calmar los ánimos. Pero casi fue peor porque a los reproches de “esta camiseta no la merecéis” o del tipo “no corréis”, que no gustaron al futbolista de Nules. Fue Baraja el que se dirigió después a la zona en la que estaban los jugadores. El técnico habló con los aficionados y se le escuchó decir una frase clave que va a resonar hasta el próximo partido en Mestalla, frente a Las Palmas, el 21 de octubre. “No es momento de matar a éstos”, le dijo Baraja al grupo de aficionados (entre 20 y 30) que se habían quedado hasta el final. En el estadio se mezclaron cánticos contra Peter Lim, principal accionista del Valencia, y de reproche a los futbolistas (“esta camiseta no la merecéis”). Pero después de la charla con Baraja, despidieron al técnico entre aplausos.
Baraja, ya lo ha dicho en alguna rueda de prensa, quiere eliminar cualquier sombra de ambiente negativo contra los futbolistas. Él está en el vestuario y percibe que los jugadores están cada vez más agarrotados por la presión. Él mismo ha exigido a los futbolistas en público (“ya está bien, hay que espabilar”, dijo tras la derrota en Anoeta). Entiende las críticas por la situación del equipo, pero trata de abrir el enfoque para hacer ver que la situación, siendo mala, se puede entender teniendo en cuenta el calendario al que se ha enfrentado el equipo. Su principal objetivo es que Mestalla vuelva a ser una caldera que empuje al Valencia en el siguiente partido en casa (Las Palmas, lunes 21 de octubre). Y estas dos semanas se pueden convertir en su mejor aliado para recuperar la calma.