Real Madrid: Tres meses después el Madrid sigue sin jugar a nada

Real Madrid: Tres meses después el Madrid sigue sin jugar a nada

Cinco derrotas en los 11 últimos partidos. Eso significa perder uno de cada dos. De cinco choques de alta dificultad que han jugado hasta ahora, sólo han sido capaces de ganarle al Dortmund, en casa y remontando dos goles gracias a una exhibición de Vinicius. Los datos ahí están y son malísimos. Pero las sensaciones y sobre todo el juego son aún peores. Tres meses y medio después, este Real Madrid no juega a nada. Ya puede estar a 1, a 4 o a 40 puntos del Barcelona en lana en la clasificación. El equipo no va. Es así de simple.

La primera hora de los blancos en San Mamés fue un despropósito. Un paso atrás, o dos. Porque puedes tener una mala noche, estar desacertado o cometer un error puntual, pero salir a La Catedral sin tensión ante este Athletic es ir al matadero. La falta de intensidad de los de Ancelotti era palpable en cada duelo, en cada balón dividido, que acababa irremisiblemente en los pies de un rojiblanco porque lo perseguía con más fe. Esa falta de intensidad sólo la igualó su falta de ambición. El Madrid había salido a que no pasara nada, a no proponer, a protegerse de un Athletic que le ahogaba con su presión alta y le impedía sacar el balón. Tampoco necesitaron un gran partido los de Valverde para mandar sobre un Madrid desdibujado, sin ideas y sin fútbol. Sin ganas. Al descanso, cero tiros a puerta. Costaba decidir qué jugador estaba peor porque sobraban candidatos: Fran García, Tchouameni, Rodrygo, Lucas Vázquez, Mbappé…

A ese grupo se unió en el minuto 52 Courtois, con un error que permitió a Berenguer adelantar a un Athletic superior a su rival solo a base de ponerle más corazón y más ganas, porque Nico tampoco estaba muy acertado. El gol despertó al Madrid, que por fin disparó a puerta en una remate impropio de Mbappé (y ya van muchos). Bellingham empató con el rechace tras un disparo, este sí, de los que acostumbraba a hacer Kylian cuando jugaba sin angustias. Pero un error clamoroso de Valverde volvió a adelantar al Athletic. Sin intensidad, sin Mbappé acertado y con tus dos jugadores más fiables cometiendo errores de bulto, es imposible ganar en San Mamés. Y sin un 9 dentro del área para marcar el gol que te falta, tampoco. Ancelotti ‘arriesgó’ en el 87:13 y quitó a un desaparecido Rodrygo para darle la oportunidad a Endrick. Ay, Carlo. 

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