El campeonato se despide hasta enero por todo lo alto. Hay tres factores que explican lo excepcional de una Liga que hacía tiempo no disfrutábamos con tanto interés. Entre otras cosas, estamos así por cortesía del Barcelona. Su desplome es proporcional a su arranque. No se esperaban ninguna de las dos cosas: ni que saliera disparado como lo hizo ni este extraño hundimiento que lo emparenta con el calamitoso Manchester City.
Otro factor es la sorprendente re
La tercera pata de este saludable campeonato es la menos sorprendente: el Madrid nunca se fue. Mordió el polvo tras recibir una paliza del Barça en el Bernabéu pero ahí está. Ha vuelto revitalizado de Qatar y ha llegado vivo al parón que es lo que quería Ancelotti. Ayer vacunó al Sevilla en una primera parte de plenitud y acierto y, por primera vez en mucho tiempo, se vio jugar a un equipo de forma coral, sin tanta dependencia de Vinicius o de la estrella de turno.
MBAPPÉ
Si Mbappé enchufara todo lo que le cae, hace tiempo que tendría amarrado el Pichichi. Es verdad que cada vez comparece en una versión mejorada del jugador que todo el mundo espera pero sigue haciendo partidos peculiares. Ayer firmó una buena actuación y aún así no escapó a sus lagunas —pasa largos ratos sin aparecer— y sorprende el ratio de acierto entre lo que remata y lo que transforma. Hizo un golazo, todo se puso de cara para que su actuación fuera un regalo de Navidad al Bernabéu pero la cosa se quedó en un bonito envoltorio. Aún así, Mbappé atesora una cifra de goles respetable. La sensación que da es que el chico se está quedando corto.
MARTILLO ROJIBLANCO
El Atlético estuvo para que le metieran tres y terminó ganando por uno. Sacó adelante su proverbial resiliencia, aguantó de pie los bofetones de un Barça excelente en la primera parte y luego rebañó el plato hasta el fondo. Flick aún se debe estar preguntando cómo pudo perder el partido si su equipo lo hizo casi todo bien. En el casi está la explicación. El Atlético dominó las áreas con un Oblak excepcional y con contragolpes letales. Al Cholo no le importó mucho lo que pasó entre las dos áreas. Ese partido sí lo ganó el Barça, con Pedri de líder. Pero el terreno de la verdad lo pisó el Atlético. Y ahí está. Todo un líder.