En términos automovilísticos, Ángel Hidalgo se mantiene en lo alto del Acciona Open de España a mitad de carrera. Terminada su segunda jornada, el malagueño que comparó el liderato del jueves con el efímero mandato que, a veces, tienen algunos pilotos de F1 cuando las grandes escuderías adelantan su entrada en boxes, permanece intocable.
Su ‘overcut’ ha funcionado, aunque se vea apretado por ganadores de grandes como Jon Rahm, Patrick Reed y Jimmy Walker, el estadounidense que en 2014 se iba a comer el mundo -ganó tres torneos del PGA Tour en los primeros cuatro meses- , tuvo tres temporadas soberbias, rematadas con el PGA de 2016, y fue devorado por el planeta. Quedaron a cinco y seis golpes. A cuatro está Joe Dean, un inglés que hasta hace meses ejercía de repartidor a tiempo parcial en una cadena de supermercados. (Resultados)
Se jugó un viernes fresco, sin un bullicio enorme, que aunque el teletrabajo se ha instalado los viernes por la mañana casi por decreto, no es plan de aparecer en las reuniones con los pinos del Club de Campo de fondo. Y allí Hidalgo, afeitado, feliz, con su llamada diaria a su madre en el tee de salida hasta de empezar, abrió brecha. “En el primer hoyo con el putt estaba un poco tenso porque si no lo metía, ya iba a estar dándole vueltas todo el rato. Pero entró, hice birdie y a partir de ahí empecé a sentir cada golpe”.
Tiró 67 golpes, cinco birdies y un bogey, a pesar de que se le escaparon dos buenas oportunidades, los dos pares 5 de los primeros nueve hoyos, los que afrontó para terminar pues salió por el hoyo 10. “Bloqueé los dos drivers y ya no tenía tiro a green de dos. Pero bueno, también es verdad que metí un gran putt -de 13 metros- en el 2, así que muy contento”, entonó sin emocionarse con lo que queda para el fin de semana. “Aún estamos esperando que salga el safety car”, dijo continuando con su relato.
Hidalgo abrió una brecha de cinco golpes con Rahm (69) del que recordó una anécdota. “En el único campeonato de España que coincidimos él lo ganó y yo quedé el último. Pero el último, el último. Luego al año siguiente lo gané. Estoy contento de cómo nos ha ido en la vida a ambos”.
Las sensaciones del malagueño fueron las que no encontró Rahm el viernes. “El swing no está y poco puedes hacer”, dijo para expresar que con los hierros no había alcanzado los greenes con la precisión que él pretendía. “No digo dejarlas a un metro, pero sí haberme dado más oportunidades”, lamentó. “Especialmente en las condiciones en las que hemos jugado los 11 primeros hoyos”.
El de Barrika se puso a enumerar las ocasiones y contó más de seis en un día alocado en cuya tarjeta cupieron cuatro bogeys, otros tantos birdies y un eagle. El cansancio de la última semana comienza a evaporarse de su rostro. “Si sigo jugando desde el tee así, creo que podría tener alguna oportunidad de victoria el domingo”, auguró pese a ese cinco bajo par que no le termina de llenar. “Me dices el miércoles que iba a ir así y lo firmo. Pero me lo llegas a decir después del séptimo hoyo de hoy (ya iba en ese tanteo) y ni pa Dios”.
La advertencia a Hidalgo por juego lento
Nada más terminar, Hidalgo mantuvo una conversación con José María Zamora, uno de los árbitros del torneo. La razón es que le habían puesto en el reloj por juego lento, debido a que en un tiro desde la calle, un mosquito se posó sobre su bola cuando iba a golpear y decidió no hacerlo. Se quitó de la posición, limpió la bola y la volvió a poner. “Le tenías que haber dicho que tu religión no te permite matar un animal”, le insinuó uno de los compañeros de partido. La sanción la arrastrará toda la semana y otra advertencia le supondrá un golpe de sanción.