De un <strong>Mundial que sonrojó a la nación que creó el baloncesto salió una de las mejores y mayores ideas </strong>deportivas modernas. "Somos los vengadores", decían.<strong> Estados Unidos, padre fundador, había recibido un golpe de mano en Manila</strong>. Una plantilla sin foco ni líderes se fue 4ª de un torneo en el que perdieron tres veces. Y, entonces, decidieron llamar a filas a un equipo que casi un año después toca el cielo en <strong>París-Bercy, en una de las joyas</strong> de los Juegos Olímpicos de París 2024.
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