En el día de su vigésimo primer cumpleaños, Josele Ballester, uno de los talentos anunciados con mucha antelación, jugará este domingo la final del US Amateur, el gran torneo del campo aficionado, cuyo palmarés es rotundo, encabezado por Tiger Woods y sus tres victorias entre 1994 y 1996. Será el primer español que lo haga en un torneo que arrancó en 1895, uniendo su nombre al de Azahara Muñoz, subcampeona en 2008
Ballester, natural de Castellón e hijo de olímpicos, él, José Luis, nadador en Seúl 88; ella, Sonia Barrio, oro en hockey en Barcelona 92, se impuso en las semifinales al madrileño Luis Masaveu por 3 y 2, en un partido que dominó desde el hoyo 2 y en el que no cometió un error, por cuatro birdies, en los 16 hoyos de juego en el recorrido del afamado Hazeltine Golf National en Chaska (Minnesota)
En el joven convergen las dos últimas estrellas que ha arrojado el golf español. Su carrera ha sido tutelada hasta que aterrizó en Arizona State por Víctor García, el padre de Sergio, con el que jugó varias rondas en el Club de Golf del Mediterráneo en sus regresos a España. Ya en el centro de Tempe se ha encontrado como vecino a Jon Rahm, forjado también en ese paraninfo. “Aprendí que un jugador como Jon, con la confianza que tiene y la mentalidad que tiene, tiene que darlo todo. Como él dice nadie te va a regalar nada”, contó a la prensa tras la victoria.
En la final, a 36 hoyos, se medirá con el estadounidense Noah Kent, de 19 años, de la Universidad de Iowa, que venció a Jackson Buchanan por dos arriba. El estadounidense tuvo una grave lesión de muñeca el año pasado y no volvió a competir hasta los últimos 11 meses
Homenaje a Celia Barquín
Ballester, que lleva en la gorra las iniciales CBA, en homenaje a Celia Barquín Arozamena, la golfista española asesinada en 2018 mientras se entrenaba en Iowa, ha tenido que salvar un camino cargado de dificultades hasta la final. Entró por los pelos tras las dos rondas de stroke play iniciales y en los cruces, ya a match play, tuvo que vencer a Ben James, número 5 del mundo, en treintaidosavos de final y a Tiger Christensen, un alemán que apunta alto, en el siguiente cruce.
La final le garantiza jugar el US Open del próximo año y, casi con toda seguridad, el Masters de Augusta, que suele invitar en los últimos años a los dos finalistas. Si vence, estará también en el Open Británico, el grande que jugó el año pasado tras clasificarse por la fase previa.